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Los Polatini

Como escribir memorias de mi infancia y niñez y no hacerlo de esta familia tan grata a mis recuerdos y tan querida por nosotros?
He perdido, tal vez por dejadez y otras por la vorágine de la vida que nos absorbe ( o que nos dejamos absorber) todo contacto con los miembros de esta familia.

Mis primeros recuerdos se remontan alrededor de los 4 años de edad. Y la visión que tengo es de Edi, con su imponente figura, en el living de su casa coronado, dominado por un gran óleo marino por ella pintado, y yo sentado a la mesa, tratando de aprender los palotes que con toda paciencia ella trataba de poner en mi cerebro virgen.

Esta, mi primera maestra fue muy importante en mi vida, su dedicación y constancia fueron de tal eficacia, que a los cinco yo ya leía y escribía de corrido.

Tal es así que recuerdo que a esa edad, Tristán, mi padre , esperando el tranvía 2, en la esquina de Leon Pinelo y 27 de Abril, me compró y tuve en mis manos mi primera revista de historietas, en el quiosco de Don Carballo, canillita oficial del barrio. La revista o se llamaba Rayo Rojo, era de un formato muy especial para esa época, pues tenia un diseño rectangular, poco alto y muy largo.
Se convirtió en una de mis favoritas durante los próximos 4 o 5 años.

Perdón, volvamos a los Polattini.
El matrimonio estaba compuesto por Don José, y Doña Romilda, ambos de origen Suizo.
Esta pareja se complementaba perfectamente, pues lo que no tenia uno, lo llenaba con creces el otro.
Así José era un hombre hosco, callado de muy pocas palabras , pero con una mirada llena de bondad, compensado por Romilda, verborrágica, extrovertida, frontal, quien junto a su hija Edi, experimentaban y demostraban hacia mi un cariño muy especial , yo diría casi desmesurado, pues p.ej. mis hermanos u otros chicos de mi edad no existían.
Tuvieron cuatro hijos, el mayor Dante muy poco conocido por mí, pues era bastante mayor, a quien seguia Edi ,mas tarde Elide, y por último Hugo quien era 3 o 4 años mayor que yo.
Siempre y nunca supe exactamente la razón fui el preferido de la flia Polattini, no había  tipo de reunión en su casa a la que yo y mi madre no estuviésemos invitados.
Disfrutamos de los mejores momentos de su vida.
Está muy nítida en mi memoria la fiesta de casamiento de Edi con Antonio Grosso, efectuada en su casa. Esa unión matrimonial fue consagrada por Monseñor Fermín Lafitte, a la sazón Arzobispo de Córdoba, un aristócrata , que miraba todo desde arriba y al que lógicamente al saludarlo, había que agacharse y besarle el anillo que brillaba en el anular de su mano.
Vean las cosas que vienen a mi memoria, en la fiesta de ese casamiento, cuando ya nos retirábamos, faltaba mi hermano Miguel, mamá y papá lo buscaron por toda la casa y no lo pudieron encontrar, su sucedieron así escenas de desesperación muy disimuladas para no alterar el desarrollo de la fiesta, pero al cabo de un tiempo apareció mi hermano muy campante, dormido en una cama, debajo de abrigos dejados sobre la misma, habia tomado las sobras de varias copas y adormecido buscó un lugar agradable y confortable para dormir la mona, y no encontró mejor lugar que debajo de los abrigos¡¡¡
Edi fue mi mentora y guia durante 2 años, preparandome para ingresar a la escuela primaria.
Fue así que luego de rendir dos grados, primer inferior y superior libre, entré a cursar regularmente el segundo grado. Corría el año 1950, yo tenía siete.  Sigue