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Los Mordini

Me referiré ahora a mi relación con los Mordini, yo era mucho menor que todos ellos, aproximadamente entre 10 y 15 años, pero a pesar de ello gozaba de la amistad y buena predisposición de algunos de los hermanos, sobre todo  de Poldo, Kakin y Chocha.

Fueron ellos quienes con su afición a la música clásica despertaron en mi el placer y la superación de espíritu que provoca este tipo de manifestación artística

Todas las noches en la galería de su casa paterna se reunían y  escuchan grabaciones en discos 78  a los grandes de la opera y la lírica italiana, fue así como aprendí a conocer y a gustar profundamente de la voz de los grandes como Caruso, Beniamino Gigli, Tito Schippa Carlo Bergonzi.

Ellos me aceptaban en su sesión de música y canto y no solo me permitían concurrir sino que me explicaban los pormenores de la letra y partituras.

Parece increíble para quienes hayan conocido a esta familia tan particular, aceptar y comprender en ellos esa pasión por la lírica. Durante varios años fui un asiduo concurrente a esas veladas, donde se reunían todos los hijos del matrimonio Mordini, aveces Poldo, el mayor acompañado por Kakin entonaban las letras con hermosas voces de tenor.

Kakin
Era Kakin el 3° o 4° hijo, no recuerdo exactamente bien, pero si era uno de los mas particulares de esa familia tambien particular. Hombre mas bien alto delgado, enjuto, bien plantado, muy “buen mozo”, pero adolecía de algunos problemas, no se bañaba ni aseaba de manera diaria, se afeitaba cada cuatro o cinco días, y rara vez se cortaba el pelo, de modo que casi siempre lucia un aspecto sucio, desaliñado y a veces casi repulsivo, pero lo compensaba con su personalidad y su carácter afable.

En una ocasión en que estábamos en la esquina de casa, al frente de la de los Mordini, apareció un personaje elegante, camisa blanca, corbata roja, pantalón gris claro, peinado y afeitado, era Kakin!!!!, quien se dirigió a nosotros para pedir que alguno fuese a comprar cigarrillos, pero claro no podía con su genio y su personalidad, nuestro asombro ante ese cambio radical en su aspecto, desapareció inmediatamente, cuando se dio vuelta para regresar a su casa, lucia un enorme agujero en la espalda de la camisa.

Era Kakin un claro exponente de las debilidades humanas, se comentaba que era una persona a quien la naturaleza había provisto de una virilidad de un tamaño desusado, por eso, era de ver los automóviles con mujeres que paraban en su casa y que luego de unos llamados de bocina aparecía nuestro personaje con su aspecto desmañado y sucio, subirse al automóvil y partir raudamente.

Para agregar a los Mordini:
Además de algunas características ya descriptas, los Mordini estaban marcados por un hecho muy particular.

Los varones, todos,  en mayor o menor grado y de las mujeres, la Chocha, eran jugadores compulsivos. Jugaban y apostaban dinero a cualquier cosa a la que se pudiera. Jugaban a las carreras de caballos, lícitas o no, a las cartas a los dados, etc, etc

Era muy común ver como se organizaban partidas de dados, generalmente pase ingles en la vereda de su casa, donde no solo participaban los Mordini, sino tambien gente adicta al juego, conocidas o no. Creo que la hacían en la calle, pues su madre los corría de la casa.

Se apostaba por importantes sumas de dinero y las partidas duraban mucho tiempo hasta que por propia iniciativa de los timberos se levantaba, o a veces llegaba la policía e incautaba todo el dinero expuesto en la “mesa de juego” y detenía y llevaba presos a algunos de los jugadores. A veces tenían a alguien de campana que avisaba que venía la cana, era entonces de ver la desbandada y las corridas que se armaban.

Obviamente es allí donde aprendí, formando parte del público que rodeaba las partidas, mirando, a jugar muchos de esos juegos.
Aclaro que aun hoy el juego en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea por dinero o no, me es particularmente desagradable, vaya a saber que mecanismos neuronales son los que me mueven a ello.