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Los Leone/Bianchi en Argentina

Con la intención de registrar nuestra estela familiar, trataré de hacer una recopilación de hechos y narraciones bajo una óptica personal.

César leone
Comenzaré por el César mi viejo, un tipo cariñoso, ameno en la conversación, amigo nuestro y de nuestros amigos, consultor para tratar cualquier tema, y de aquellos muy extraños, se informaba y luego te respondía aclarando las dudas; afectuosamente le llamábamos Papá, Viejo, Leone, Contador y también El César. Aún siento la magia y el calor de aquellos abrazos de segundos interminables que nos dábamos, mientras que en vos baja te decía, Pichón, por decirte hijo querido, en todos los idiomas.
Aquellos abrazos de corazones enfrentados y orejas pegadas, marcaron a fuego nuestra forma de decirnos ¡Te Quiero!

Era común que estos italianos putearan cuando se enojaban, incluido mi abuelo Felipe, que en los momentos de explosión, se acordaba de La Virgen y de todos los santos; Mi viejo en cambio tenía un dicho diferente que apaciguaba la ira del momento, Su frase era Santo Dios de los Porotos, en varios tonos.

Para dar un marco de tiempo, nos ubicaremos en la segunda década del siglo pasado,  cuando se desarrollaba la Gran Guerra, ó La primer guerra mundial, que tuvo lugar entre el 1914 al 18, en Europa, los hombres, estaban en el frente y las mujeres se las arreglaban como podían con las cosas cotidianas. En el campo las necesidades pasaban por mantener la huerta, cuidar la vaca y hacer los malabarismos necesarios para parar la olla, Felipe Leone y Rosa Bianchi mis abuelos, contraen matrimonio en el 1913. El 01 de enero del diecisiete nace el César, en Rocchetta Tanaro Italia, segundo hijo del matrimonio, Cesarina su hermana había nacido el 15 de Abril del 15 y por aquel entonces tenía un año y siete meses, la pareja se había acomodado en la casa grande de los Leone, Rosa de 22 años era de Felizzano un pueblo cercano donde vivían sus padres, y hermanos. De acuerdo a comentarios recogidos, la relación no tenía el beneplácito de los Bianchi, estos veían a Felipe como un hombre  rústico, comparado con Rosa, más delicada y fina.
Felipe por aquel entonces tenía 28 años, era muy fuerte y trabajador, hábil  en tareas de agricultura, carpintería  y  muy buen cocinero, previo a la guerra, habían armado con Rosa una especie de posada, donde también daban de comer. Durante la gran guerra, Felipe estuvo en la división de morteros y luego pasó a la panadería militar, mientras que Rosa hacía lo posible por mantener a  César y Cesarina a salvo. Durante las acciones bélicas aquella posada resultó presa de los bombardeos y tuvieron que replegarse a la casa grande con los Leone.

Contaba el César repitiendo los relatos de su abuela, que mientras su madre trabajaba la huerta lo ponía a jugar en una caja de madera tipo corralito, bajo algún árbol cercano.

Los nombres sinónimos de estos hermanos, y de algunos primos, obedecía a que un tío encargado de las tares en el pueblo, también anotaba los nacimientos familiares en la iglesia; al parecer no tenía mejor idea que repetir su propio nombre en los sobrinos,  César ó Cesarina.

Pasada la guerra, los problemas  laborales, económicos y de mantenimiento se profundizaron, en la búsqueda de soluciones con seguridad habrán imaginado miles de propuestas, aún las más alocadas, y así, recordaron que el abuelo de Rosa había viajado a la Argentina, retornando con una cantidad de dinero que le permitió comprar su casa, una vaca y varios lotes para hacer la huerta.

Cabe destacar que tener una vaca, en aquellos tiempos era de vital importancia, no solo proporcionaba la leche sino que además y atada al arado de hoja simple permitía trabajar la tierra, se cuidaba al animal con especial esmero.

A comienzos del  mil novecientos, un tío de Rosa, mi abuela, se vino a la Argentina para hacer la América, dado que al cabo de un año no daba señales de vida, su Nona, “lo entusiasmó” al Nono, que fuese a ver que pasaba; no estaba dispuesta a perder un hijo en la América, sin vueltas el   partió para Argentina. Cuando encontró a su hijo se quedó con El a trabajar durante un año,  después regresaron a Italia, con suficiente dinero como para comprar los elementos antes mencionados.

Ya por mediados del veintitrés, el sueño de hacer la América era posible, muy difícil pero tentador, hacía falta algo de dinero, una vez más se estaban jugando todo, ¡quemaron las naves!, el Felipe cedió su parte de herencia de la casa de Rocchetta Tanaro, a sus hermanos con el fin  de conseguir el dinero para el viaje, la decisión ya estaba tomada, ahora la instrumentación era aun más difícil, cómo hacer con los pequeños hijos para aventurarse en semejante quimera, entonces vino una desgarradora decisión dejaban a César de seis años al cuidado de la Nona, Rosa Penno, Mamá de mi abuela, Ella estuvo de acuerdo,  era una forma de mantener un extremo de la soga para que volviesen.

Era época de corazones desgarrados, endurecidos por la guerra, época de ojos abiertos ensombrecidos por las hondas ojeras, estampas que trascendieron en fotografía familiares, pañuelos en la cabeza cuerpos magros expresiones desprovistas de alguna sonrisa, perdidas estas por el estallido de la guerra; así estaba la cosa, había que seguir combatiendo; con la garganta endurecida y la respiración entre cortada, Zafarrancho de combate, estaba todo dispuesto. Era octubre 24 del veintitrés, cuando Rosa, Cesarina con 8 años y su papá Felipe partieron en el “Re Vittorio” acomodados en tercera clase desde el puerto de Genova hacia Buenos Aires.

El 12 de noviembre desembarcan en Argentina, y la pequeña familia se radico en Córdoba, allá donde algunos amigos y parientes lejanos estaban, Felipe encontró trabajo en el ferrocarril como carpintero y Rosa, Cameriera de profesión, trabajaba en la casa de algún directivito del mismo, en tareas domésticas mientras Cesarina le ayudaba y también estudiaba.
En los domingos se juntaban con los paisanos para recrear las costumbres tradicionales, distintas eran las intensiones entre aquel grupo de inmigrantes, algunos se habían radicado con toda su familia, sin pensar en el retorno a su tierra mientras que los Leone solo estaban de paso.

La intensión era hacer la tan mentada América, el tiempo fue mostrando una cara diferente a la esperada, producir reservas ahora no era fácil, como antes, los años treinta plantearon una crisis sin precedentes, para volver a Italia hacía falta dinero, mantenerse en Argentina y mandar a Italia para el estudio de César, no era fácil, el retorno era cada vez más difícil.

Las noticias no eran alentadoras, nuevamente se oscurecía el cielo para Europa, se hablaba de una nueva guerra, los comentarios de los parientes eran crudos, en la crisis del treinta solo tenían valor  las cosas gestadas por cada uno, los paisanos comenzaron a construir sus casas, era más conveniente que alquilar piezas en algunos condominios, una vez comprado el terreno, en amplias cuotas, los paisanos organizados en grupos se  ayudaban para construir sus casas, levantaban piezas tras piezas con una cocina y un baño al fondo, unas parras el gallinero y la huerta, eso si era posible.

Otra vez como en un embudo, la vida decidía sobre las personas, el retorno a la tierra soñada se desvanecía, la alternativa era quedarse,…entonces  debían construir su casa.

Esta nueva embestida llevó su tiempo, Felipe hacía puertas, ventanas y todo lo que a su alcance estaba, con la ayuda de los paisanos, lo lograron, finalizando los años veinte pisando ya el treinta.

Felipe cambió de trabajo ahora estaba en la cervecería Córdoba cerca de su casa, Cesarina ya trabajaba y Rosa con los quehaceres de la casa, el bote parecía haberse estabilizado, para todo esto habían pasado ocho años, muchos para estar lejos de César, de los Abuelos,  de casa; pero no tantos para hacerse en otro país.

Las cartas a Italia, portaban brutas noticias, ¡nos quedamos! Los Abuelos no tenían consuelo, la carta ganadora de retener a César había perdido fuerza, la crisis y los nuevos aires de guerra, acrecentaban el sufrimiento, sobre aquellas personas de la campiña italiana que jamás pensaron pasar por cosas semejantes.

En corto tiempo habían vivido todo, Cesarina se hizo grande, César había crecido sin sus padres, la Abuela había hecho nuevamente  de madre, Rosa y Felipe había entregado todo, aunque aquí también salía el sol, había trabajo y en las navidades hacía calor, a todos ellos se les había apagado la ilusión, había desaparecido lo esencial, se faltaban unos con otros, lejos de la tierra donde nacieron, de los afectos, no había pertenencia, habían quemado el combustible más rico, habían quemado tempranamente su juventud.

Corría el año 33, hasta aquí el barco seguía navegando, las tormentas habían roto velas y mamparos, pero aún se navegaba, una vez más aparecen brutas noticias, Rosa está muy enferma, el doctor es frontal, sus días están contados, el barco finalmente naufragará, nuevas gestiones se hacen para pedir que César viaje a la Argentina, una nueva espada para los abuelos, no habrá retorno, la carta pesa miles de kilos,… lleva la muerte dentro…..cuanto sufrimiento, cuando para?, se necesita una pausa, una tregua.. no se puede seguir.

Vía consolato Italiano en Córdoba, El Abuelo Felipe presenta el,”Atto di Chiamata” el 2 de noviembre del 33, previo haber tramitado el permiso de desembarco en Argentina para su hijo el 27 de octubre.
César menor de edad, cumple con los trámites ante el consulado Argentino en Italia el 29 de enero del 34 logra la autorización para el ingreso y se prepara a partir. 

Otra vez Génova es testigo de un nuevo zarpar, el 15de de febrero del 34 el buque Augustus en 3° clase, lleva dentro aquella carta ganadora que no pudo ser; preparado con la responsabilidad que una Abuela y Madre podía tener,  César parte para Argentina a los diecisiete años, portando una preparación estudiantil de lujo, hablando perfecto castellano, Ella no hubiera permitido que su nieto parta sin prepararse correctamente.

Las barandas de hierro del puerto de Génova sostienen a la fuerte mujer que pañuelo en mano despide en El, a su hija que envuelta en una quimera de vida, partió desde ese mismo puerto hace solo  diez años.

El 2 de marzo del treinticuatro, llega a Buenos Aires el Augustus portando aquel joven muchacho que verá a su familia nuevamente, ya en Córdoba, se enfrenta con personas a las que no le es fácil reconocer, su Madre, Padre, y Hermana, todos están muy cambiados incluso El. Un paisano muy allegado lo traslada desde la estación de trenes, es el último tramo del viaje, su corazón golpea más fuerte, los pasos parecen pequeños no se llega más, la mirada buscar para reconocer, en frente estás los tres, ¡que duro! después de diez años, los abrazos no respetan tiempo ni protocolos, son muy fuertes, pañuelos mojados y risas entre cortadas con ojos llenos de lágrimas e imágenes históricas; César ya está en casa.

Digerir aquella situación no era fácil, no tardaron los paisanos en opinar sobre la situación, también, aquellos que disfrutan con la desgracia ajena. En diversas  oportunidades una paisana tía política, innombrable….. le decía, ha! tu mamá no te quiso, te dejó en Italia y se vino a la Argentina, ¡poco le interesaste!. El hecho fue tan trascendente que aún hoy recuerdo los comentarios de mi viejo….¡Vieja de mierda!

Acompañando a su madre de compras, le preguntaban los conocidos, y su hijo que venía de Italia ya llegó? Claro, El es!, pero habla español, como puede ser?.
A poco de llegar la salud de Rosa se deterioraba rápidamente y el cinco de julio, Ella fallece, El barco acababa de naufragar, la relación entre ellos era muy reciente, Cesarina trabajaba, su papá Felipe hacía lo propio, y César recién llegado quedaba boyando, eran casi desconocidos, pronto consiguió un trabajo y comenzó con los trámites para continuar con los estudios interrumpidos en Italia, allá estaba a punto de logar su laurea final de segundo plano.
La idea era continuar en la Universidad para lo que debía terminar el secundario, se inscribe en la escuela Jerónimo Luis de Cabrera, donde se lleva menuda sorpresa, al averiguar que en Argentina no le reconocen los años cursados en Italia, aunque estos fueran en la escuela Don Bosco de Torino,…nada menos.
Así recomenzó en turno noche, y trabajando de día; rindiendo algunos años libre, y destacándose entre los compañeros incluso en lengua.

Para esto el César conocía latín, hablaba bastante Frances, italiano, Castellano a la perfección, y se destacaba en matemáticas.
Con mención especial terminó su secundario, el problema era buscar una carrera que le permitiese trabajar y estudiar, la búsqueda no fue fácil, si bien la intensión era seguir ingeniería, los horarios no combinaban, entonces se adaptó a una carrera nueva por aquel entonces, estudiar de Contador, esta sí  permitía la combinación, por lo que allí se anotó.

La cosa estaba encaminada, no tardó en conocer a Nélida, una muchacha que había perdido a su madre unos meses después que El, Hija de un tano y una Gallega; flaca movediza, alegre y de carácter fuerte, para colmo necesitaba clases de apoyo en matemáticas y francés, ..el plato estaba servido.

César seguía boyando entre reuniones de parientes sin encontrar pares afines, la relación con sus compañeros de estudio parecía contenerlo más, su Hermana  Cesarina se había casado con Ricardo Martínez, el 07 de mayo del 42 y en las reuniones familiares se daban con frecuencias calientes discusiones la diferencia de nacionalidades era profunda, El Abuelo Felipe de apodo el colorado, por su tinte pelirrojo, pasó en poco tiempo a tener un pelo blanco nieve, de aspecto elegante bien parado, había quedado solo, y por los comentarios un tanto travieso, las mujeres de los paisanos, estaban muy preocupadas, siempre metiéndose en lo que no les importa; se les había puesto que debían casar al Felipe, movieron cielo y tierra hasta que le presentaron una viuda de guerra, rumana, alemana para el vulgo, nacida el 06 de julio del 1907, de 31 años, el viejo Leone que solo vería el corte del hacha, no tardó en disparar su mortero de guerra, y así fue que el 11 de mayo del 39, se casa con María Weldi, que para aquel entonces tenía una hija de 11 años, (04-07-27), a esta ensalada, se sumó otra nacionalidad al concierto, Un Casino….¡ que quilombo!.
Los náufragos se defendían como mejor podían.

Nélida, por otro lado, también tenía problemas de convivencia en su casa, su padre se había casado nuevamente, y la convivencia con El era muy difícil, condimento que faltaba para que estos dos tórtolos se casasen a escondidas, el 07 de enero del 43 aún con la cara de culo del viejo D´Elia.

Mientras el César trabajaba y estudiaba, la Nélida hacía lo propio con su Padre y Hermanos; en  aquella familia eran sastres de profesión.

Extraña relación pudieron desarrollar los Leone después de la catástrofe, si bien se visitaban, poco sabían uno del otro,  da cuenta esta anécdota, triste una vez más; cuando César se recibió de Contador, destacado con mención especial y medalla de plata de la universidad, le contó  a su padre del logro obtenido, ¡Papá me recibí de Contador!……….Ha ¡Vos estudiabas?! fue la respuesta.!!!!!!!!!!

 El César en Italia:
Retornando a los tiempos del veintitrés, César se queda con su Abuela Rosa(Penno in Bianchi), en Felizzano Provincia de Alessandria, sin dudas no debe haber sido fácil para Ella hacerse cargo de semejante empresa, mujer de mucho carácter, según el tío José (bepe) al que visitamos en Torino allá por el dos mil cuatro nos dijo, ¡La Nona era terribile¡ mientras que el Nono Sebastiano era mucho más dócil;
De inmediato anotaron al nieto en la escuela Don Bosco, medio pupilo, y los fines de semana tomaba el tren y retornaba ala estación de Alessandria, mientras que en los veranos se quedaba todo el tiempo, compartiendo con los primos que los tíos dejaban al cuidado de la Abuela. El César un poco, más grande y de la casa, llevaba a cabo las indicaciones de la Abuela Rosa al pié de la letra, conocía las reglas perfectamente.

Ayudaba a ordeñar la vaca, cortaba las frutas ayudaba en los quehaceres de la casa y ordenaba aquella tropa de primos.
En los primeros días de la llegada de Estos, comenzaba con las mañas de no querer comer las cosas que cocinaba la Nona, esto no me gusta, no Como ¡dame otra cosa! era recordado por el Papá, que la abuela les decía, ha… no tienes hambre, entonces guardo el plato, otra cosa no hay, mas tarde ante el reclamo de,”quiero comer”, aparecía el mismo plato, y así un par de veces, hasta que desaparecían los caprichos.

La Abuela era muy exigente, no permitía riesgos innecesarios, todo tenía un orden, incluso a sus hijos en los días de visita, les prometía un scafaun si era necesario, aquí se hace lo que yo digo y nada más.

En la casa se hacía el vino generalmente tinto, pero la abuela se preparaba una bardolesa de blanco para Ella y al cabo de un año no quedaba nada, todas las mañanas con el desayuno se tomaba un vaso de aquel vino, el vino blanco era solo para Ella.

Una vez César se fue a bañar al río Tanaro, sin el permiso, al enterarse, la Nona apareció en la costa, vestido negro, pelo atado con rodete una mirada perforante y con las manos en la cintura lo llamó, y comenzó una reprimenda, famosa en los relatos del Viejo, imagínate Vos, tu Madre te dejó a mi cargo y si te pasa algo yo me muero.

La Abuela marcó la esencia de César, el orden la responsabilidad, el criterio, la capacidad de compartir, el amor a la familia, ordenó en El todo lo que pudo a mano dura, los tiempos no eran benévolos había que prepararse y lo hizo,  en sus planes no estaba el desenlace final, fue madre y Abuela al mismo tiempo, quizá fue muy dura, es difícil encontrar el equilibrio en esas circunstancias.

César no retornó más a Italia, pasó muchos años sin escribir, hasta que un día quizá por sugerencia de mi vieja, mandó una carta en la que mostraba un resumen de lo ocurrido y el agradecimiento para aquellos viejos. Lo cierto que pasó mucho tiempo, aquella Abuela sin recibir una nota suya, imprescindible bajo cualquier análisis

Como en toda historia siempre encontramos cosas anecdóticas;, aquí ocurrió que ni mi hermano Eduardo ni Yo, teníamos conocimiento alguno de la existencia de esta carta, 50 años después en el 2009 viaja El a Italia, dentro de las visitas organizadas, era su deseo conocer a los parientes, cuando fue a Genova para ver a Mirella prima del papá, Ella le mostró esta carta que estaba en su poder. Ya a su regreso comentamos el hecho, sorprendidos con semejante descubrimiento. Esto me movilizó a realizar llamadas a la tía Mirella de Genova  y a Mario Bastiani su marido, para que me envíen una copia urgente, por correo electrónico, pero ante la poca familiaridad de Mario con los avances tecnológicos optamos por el correo tradicional. Válida fue la gestión realizada, que hace solo tres días recibí por correo la tan trascendental carta, que por supuesto al momento leí; no pudieron ser barreras insalvables la letra ni el idioma, para comprender la esencia de aquella tan necesaria carta.
Al leerla sentí como si se hubieran saldado viejas deudas familiares, mi tranquilidad fue total, además reafirmé mis conceptos estructurales y alineados que conservo hacia mi viejo.

Los Abuelos con los años se trasladaron a la ciudad, de Genova, aquella casa de Felizzano se vendió, quizá hoy albergara otras ilusiones.

La quimera de Rosa y Felipe…naufragó en la tormenta de la vida, las guerras, la distancia, las enfermedades, la vida misma que se va,…… no sé, yo solo puedo narrar lo que me acuerdo, como un homenaje a la memoria de aquellos que sufrieron en el intento por estar mejor, nos queda la historia, con los hechos de nuestros mayores.

Sirva esta narración como un capital familiar, para que alguna vez fogón de por medio alguien cuente que alguna vez hace muchos años esto pasó.

 Datos referenciales

Felipe Leone
Hijo de César y Rosa Masueli
Nacido el 06-03.1888 - Rocchetta Tanaro - Alessandria – Italia
Profesión: Falegname
Embarca el 24 de octubre de 1923 a los veintinueve años
Llega el 12 de noviembre de 1923                                                           
Nave “Re Vittorio”
Fallece el 04 de julio de 1980 a los noventa y dos años

Rosa Bianchi
Hija de Sebastian y Rosa Penno
Nace el 29-10.1894 – felizzano – Alessandria – Italia
Profesión: Cameriera
Embarca el 24 de octubre de 1923 a los veintidós años
Llega el 12 de noviembre de 1923
Nave “Re Vittorio”
Fallece el 05 de julio de 1934 a los treinta y nueve años

Casados en el 1913

Cesarina
Nace el 15 de abril de 1915 – Roccheta Tanaro - Alessandria - Italia
Embarca el 24 de octubre de 1923 a los ocho años
Llega el 12 de noviembre de 1923
Nave “Re Vittorio”
Fallece 15 de abril de 1970 a los cincuenta y cinco años

Cesar
Nace el 01de enero de 1917 - Roccheta Tanaro - Alessandria – Italia
Embarca el 15de de febrero dem1934 a los diecisiete años
Llaga el 02 de marzo de 1934
Nave “Augustus”
Fallece el 28 de julio de 1989 a los setenta y dos años
María Weldi 
Nacida el 06 de julio de 1907
Fallece el 0 5de setiembre de981
Se casa el 11 de mayo de 1039

María Behn (Magdalena Matilde) Mitshi
Nacida el 04 de julio de 1927